Feudalismo
Roldán
jura fidelidad a Carlomagno. Manuscrito de un cantar de
gesta, c. siglo XIV.
Feudalismo es la denominación del sistema político predominante en la Europa
occidental de los siglos centrales de la Edad Media
(entre los siglos IX al XV, aunque no hay acuerdo entre los historiadores sobre su
comienzo y su duración, y ésta varía según la región) 1
, y en la Europa Oriental durante la Edad Moderna,
caracterizado por la descentralización del poder
político; al basarse en la difusión del poder desde la cúspide
(donde en teoría se encontraban el emperador
o los reyes)
hacia la base (donde el poder local se ejercía de forma efectiva con gran
autonomía o independencia por una aristocracia,
llamada nobleza,
cuyos títulos derivaban de gobernadores de Imperio carolingio (duques, marqueses,
condes)
o tenían otro origen (barones, caballeros, etc.).
El término «feudalismo» también se utiliza
historiográficamente para denominar las formaciones sociales históricas
caracterizadas por el modo de producción que el materialismo histórico (la historiografía
marxista) denomina feudal.2
Como formación económico-social, el feudalismo se inició
en la Antigüedad tardía con la transición del modo de producción esclavista al feudal; a
partir de la crisis del siglo III y sobre todo con la
disolución del Imperio romano de Occidente (siglo V) y la
formación de los reinos germánicos y el Imperio carolingio (siglos VIII y IX).
Fundamentado en distintas tradiciones jurídicas (tanto
del derecho
romano como del derecho germánico -relaciones de clientela, séquito y
vasallaje-), el feudalismo respondió a la inseguridad e
inestabilidad de la época de las invasiones que se fueron
sucediendo durante siglos (pueblos germánicos, eslavos,
magiares,
musulmanes, vikingos).
Ante la incapacidad de las instituciones estatales, muy lejanas, la única seguridad
provenía de las autoridades locales, nobles laicos
o eclesiásticos,
que controlaban castillos
o monasterios
fortificados en entornos rurales, convertidos en los nuevos centros de poder ante la decadencia de las ciudades.
Desde el punto de vista institucionalista,
el feudalismo fue el conjunto de instituciones
creadas en torno a una relación muy específica: la que se establecía entre un
hombre libre (el vasallo),
que recibía la concesión de un bien (el feudo) por parte de otro
hombre libre (el señor),
ante el que se encomendaba en una ceremonia codificada (el homenaje)
que representaba el establecimiento de un contrato sinalagmático (de obligaciones
recíprocas).3
Esta serie de obligaciones recíprocas, militares y legales, establecidas entre
la nobleza guerrera; giraba en torno a tres conceptos clave: señor, vasallo y
feudo. Entre señor y vasallo se establecían las relaciones de vasallaje,
esencialmente políticas. En el feudo, entendido como unidad socio-económica o
de producción, se establecían relaciones de muy distinta naturaleza, entre el
señor y los siervos;
que desde la historiografía marxista se explican como resultado de una coerción
extraeconómica por la que el señor extraía el excedente
productivo al campesino.
La forma más evidente de renta feudal era la realización por los siervos
de prestaciones de trabajo (corveas o sernas); con lo que el espacio físico del feudo se dividía
entre la reserva señorial o reserva
dominical (donde se concentraba la producción del excedente) y los mansos
(donde se concentraba la producción imprescindible para la reproducción de la
fuerza de trabajo campesina). En otras formas, los siervos se obligaban a
distintos tipos de pago; como una parte de la cosecha o un pago fijo, que podía
realizarse en especie o en moneda (forma poco usual hasta el final de la Edad Media, dado
que en siglos anteriores la circulación monetaria, y de hecho todo tipo de
intercambios, se reducían al mínimo), a los que se añadían todo tipo de derechos
y monopolios
señoriales
El feudalismo en Europa
Razón de ser del feudalismo en Europa
El feudalismo fue un sistema social y político que surgió a principios de la Edad Media y se desarrolló e instaló en Europa durante varios siglos (siglos altomedievales), aunque en constante evolución.
Como ocurre con todas las formas sociales nuevas, el feudalismo se desarrolló adoptando muchos aspectos del orden antiguo, ajustándolos a las necesidades presentes.
Esta nueva sociedad surgió en respuesta a presiones exteriores e
interiores que actuaban sobre el sistema anterior. Los procesos de esta índole
rara vez son el resultado de decisiones formales, sino la solución que los
hombres dan a unas circunstancias ambientales cambiantes, lo que es
particularmente cierto en el caso del feudalismo, al que dio paso el decadente
sistema romano en su última fase.
En efecto, para entender la implantación del feudalismo hay que recordar
la evolución de los últimos siglos del Imperio Romano. El fuerte y centralizado
poder estatal del alto imperio y la sociedad urbana romana dejó paso a un
progresivo debilitamiento de la
autoridad y una ruralización en aumento de la población
En este contexto, la necesidad más acuciante de la sociedad tardorromana
y de la de los primeros tiempos medievales era la protección: protección contra los invasores bárbaros, los bandidos
y los campesinos en rebelión.
El aparato estatal, antes poderoso, era ahora demasiado débil para cumplir
con sus obligaciones; en su decadencia, se veía incapaz de hacer justicia y
proporcionar paz y protección a los ciudadanos.
En tales circunstancias, el pueblo se vio obligado a establecer por si
mismo la forma de organizarse y generar un sistema donde la seguridad fuese el
elemento prioritario.
La encomendación y el feudo
La antigua tradición romana del patrocinio era una relación entre dos
hombres libres. Mediante el acto de la
encomendación, un hombre libre se colocaba bajo la protección de un
señor, a quien el encomendado debía servir
y respetar a cambio de sostenimiento
y protección. Esta situación dio lugar más tarde a contratos escritos
que regulaban el grado de compromiso de ambas partes.
Ante la existencia de peligros reales, la encomendación se convirtió en feudo, o cesión. El hombre libre cedía sus tierras y su libertad a
un noble con recursos para la guerra, a cambio de protección; en otras palabras cambiaba su libertad por seguridad.
Las malas comunicaciones, los caminos casi intransitables, contribuyeron
al aislamiento y a la división de las comunidades medievales europeas. Aunque
seguían existiendo residuos del antiguo poder central en forma de monarquías,
las órdenes de los reyes no iban más allá de los muros de palacio. Europa era
literalmente un conglomerado de miles de campamentos armados
semiindependientes.
Estas divisiones no podían durar por tiempo indefinido. Todo el
Occidente europeo vivía en una amenaza constante. Al sur, los musulmanes
representaban un grave peligro; al este ocurría lo mismo con los ejércitos
hunos, mongoles y eslavos. Los vikingos saqueaban prácticamente sin oposición
las costas del norte en los siglos IX y X.
Ofrecer protección ante tan intensos peligros era algo que sobrepasaba
la capacidad incluso de los más poderosos señores feudales. Para hacer frente a
tales amenazas surgió una compleja red de relaciones, en la que todos prestaban
fidelidad y obediencia a alguien más poderoso, hasta llegar al monarca, que lo
hacía ante Dios.
Como contrapartida por la ayuda recibida, existía el compromiso de
ofrecer un determinado número de hombres para servicios militares, siempre que
se les requiriese para ello.
Ventajas y desventajas del Feudalismo
La mala prensa que en los tiempos contemporáneos ha tenido el feudalismo
(paradigma de la tiranía de los poderosos sobre los humildes) se debe a que la producción agrícola fue en muchos
casos insuficientes para ser
útil al sistema, lo que provocó hambruna.
La rudimentaria agricultura de la época y el ineficiente sistema de
cultivo no permitían la acumulación de reservas, Si las cosechas fallaban, lo
que ocurría a menudo, el hambre hacía en seguida su aparición.
Y es que si bien los campesinos tenían tierras como parte del contrato
feudal, su primera responsabilidad era ocuparse del ganado y de las cosechas de
su señor. Si la tormenta o el fuego las amenazaban, la primera que había que
poner a salvo era la del señor.
Por ello el agricultor tenía que esforzarse denodadamente en producir lo
suficiente para mantener a su familia y además asegurar el alimento de la
nobleza y al clero, que no eran productores. Esto no siempre se conseguía,
generando la citada pobreza y hambre
entre la población base de la sociedad.
Pero no hay que ver en el feudalismo medieval en Europa sólo bajo este
prisma completamente negativo.
Para empezar, la sensación de pérdida de libertad era relativa pues las
comunidades de la Alta Edad Media en Europa eran bastante cerradas y viajar
suponía pasar de una comunidad cerrada a otra igual por unos malos caminos y en
constante peligro de ataque.
Además, si el feudalismo impuso al siervo la obligación del servicio
prioritario a su señor, impuso también a éste la obligación de ayudar al siervo en momentos de necesidad y de
guerra, lo que era bastante frecuente.
Afortunadamente, la autoridad de la Iglesia sobre los poderes temporales
y el fenómeno de las peregrinaciones permitió cierta libertad de tránsito de
unas comunidades a otros con fines religiosos (por ejemplo para realizar viajes
de penitencia a un monasterio o catedral donde se guardaban reliquias) y éste
fue el punto de arranque de una nueva sociedad en la que el movimiento de
gentes, comercio, ideas nuevas, etc. se hacía mayor.
Éste es el inicio de una sociedad que se fue renovando y modernizando
(no hay que olvidar el llamado "renacimiento
románico" del siglo XI) hasta alcanzar la plenitud en el siglo XII
y XIII.
. ¿Por qué se produjo el feudalismo?
El
sistema feudal europeo tiene sus antecedentes en el siglo V, al caer el Imperio
romano. El colapso del Imperio acaeció básicamente por su extensión y la
incapacidad del emperador para controlar todas sus provincias, sumado a las
cada vez más numerosas incursiones de pueblos bárbaros que atacaban y saqueaban
las provincias más retiradas del imperio. Esto provocó que los emperadores
necesitaran gente para defender sus grandes terrenos y contrataran caballeros o
nobles (precursores del modelo de señor feudal), éstos contrataran vasallos,
villanos, etc. Se llegó incluso a contratar a jefes y tropas mercenarias de los
mismos pueblos "bárbaros".
A partir del siglo X no queda resto de imperio alguno sobre Europa. La realeza, sin desaparecer, ha perdido todo el poder real y efectivo, y sólo conserva una autoridad sobrenatural remarcada por las leyendas que le atribuyen carácter religioso o de intermediación entre lo divino y lo humano. Así, el rey no gobierna, sino que su autoridad viene, a los ojos del pueblo, de Dios, y es materializado e implementado a través de los pactos de vasallaje con los grandes señores, aunque en realidad son éstos quienes eligen y deponen dinastías y personas. En el plano micro, los pequeños nobles mantienen tribunales feudales que en la práctica compartimentalizan el poder estatal en pequeñas células.
A partir del siglo X no queda resto de imperio alguno sobre Europa. La realeza, sin desaparecer, ha perdido todo el poder real y efectivo, y sólo conserva una autoridad sobrenatural remarcada por las leyendas que le atribuyen carácter religioso o de intermediación entre lo divino y lo humano. Así, el rey no gobierna, sino que su autoridad viene, a los ojos del pueblo, de Dios, y es materializado e implementado a través de los pactos de vasallaje con los grandes señores, aunque en realidad son éstos quienes eligen y deponen dinastías y personas. En el plano micro, los pequeños nobles mantienen tribunales feudales que en la práctica compartimentalizan el poder estatal en pequeñas células.
Características
del Feudalismo
1.- Durante el periodo feudal la economía era autárquica, es decir, se producía sólo lo necesario para el consumo del feudo.
2.- La base de la riqueza la constituía la propiedad de la tierra ya que era más rico quien tuviera mayor extensión de tierras y la base de la producción era la agricultura.
3.- Como no se producía excedente no existía el comercio. Los emisarios del señor feudal recogían los impuestos en especie y le dejaban a los campesinos escasamente los productos necesarios para sobrevivir.
4.- Como consecuencia de la inexistencia del comercio no existía circulación monetaria entre feudo y feudo.
Características Fundamentales del capitalismo
A lo largo de su historia, pero sobre todo durante su auge en la segunda mitad del siglo XIX, el Capitalismo tuvo una serie de características básicas mencionadas a continuación:
a) Los medios de producción (tierra y capital) son de propiedad privada. En este contexto el capital se refiere a los edificios, la maquinaria y otras herramientas utilizadas para producir bienes y servicios destinados básicamente al consumo.
b) La actividad económica aparece organizada y coordinada por la interacción entre compradores y vendedores (o productores) que se lleva a cabo en los mercados.
c) Tanto los propietarios de la tierra y el capital como
1.- Durante el periodo feudal la economía era autárquica, es decir, se producía sólo lo necesario para el consumo del feudo.
2.- La base de la riqueza la constituía la propiedad de la tierra ya que era más rico quien tuviera mayor extensión de tierras y la base de la producción era la agricultura.
3.- Como no se producía excedente no existía el comercio. Los emisarios del señor feudal recogían los impuestos en especie y le dejaban a los campesinos escasamente los productos necesarios para sobrevivir.
4.- Como consecuencia de la inexistencia del comercio no existía circulación monetaria entre feudo y feudo.
Características Fundamentales del capitalismo
A lo largo de su historia, pero sobre todo durante su auge en la segunda mitad del siglo XIX, el Capitalismo tuvo una serie de características básicas mencionadas a continuación:
a) Los medios de producción (tierra y capital) son de propiedad privada. En este contexto el capital se refiere a los edificios, la maquinaria y otras herramientas utilizadas para producir bienes y servicios destinados básicamente al consumo.
b) La actividad económica aparece organizada y coordinada por la interacción entre compradores y vendedores (o productores) que se lleva a cabo en los mercados.
c) Tanto los propietarios de la tierra y el capital como
los
trabajadores, son libres y buscan maximizar su bienestar, por lo que intentan
sacar el mayor provecho posible de sus recursos y del trabajo que utilizan para
la producción; los consumidores pueden gastar como mejor les parezca sus
ingresos para obtener la mayor satisfacción posible. Este principio que se
denomina soberanía del consumidor, refleja que, en un sistema capitalista, los
productores se ven obligados, debido a la competencia, a utilizar sus recursos
de forma que puedan satisfacer la demanda de los consumidores; el interés
personal y la búsqueda de beneficios les lleva a seguir esta estrategia.
d) Bajo el capitalismo el control del sector privado por parte del público debe ser mínimo; se considera que existe competencia, la actividad económica se controlará a sí misma; la actividad del gobierno sólo es necesaria para gestionar la defensa nacional, hacer respetar la propiedad privada y garantizar el cumplimiento de los contratos. Esta visión antigua del papel del Estado en el sistema capitalista ha cambiado mucho durante el siglo XX.
CARACTERISTICAS SOCIALISMO:
· Poder ser interpretado y puesto en práctica por cualquier individuo en nuestra sociedad.
· Permitir que las acciones individuales repercutan en el beneficio colectivo.
· El Capital debe ser social (Marx), en razón de su utilidad, como también
d) Bajo el capitalismo el control del sector privado por parte del público debe ser mínimo; se considera que existe competencia, la actividad económica se controlará a sí misma; la actividad del gobierno sólo es necesaria para gestionar la defensa nacional, hacer respetar la propiedad privada y garantizar el cumplimiento de los contratos. Esta visión antigua del papel del Estado en el sistema capitalista ha cambiado mucho durante el siglo XX.
CARACTERISTICAS SOCIALISMO:
· Poder ser interpretado y puesto en práctica por cualquier individuo en nuestra sociedad.
· Permitir que las acciones individuales repercutan en el beneficio colectivo.
· El Capital debe ser social (Marx), en razón de su utilidad, como también
los
medios de producción, respetando por supuesto la necesidad de los individuos de
ser reconocidos por sus logros.
· Es de extrema importancia, que todas las ramas de las ciencias aporten conocimientos para la construcción de este sistema.
· Crear y generar nuevos modelos de medios de producción, ante la necesidad inminente de evolución y crecimiento de nuestra humanidad.
· Debe permitir relacionarnos con cualquier otro modelo diferente al socialista, de lo contrario, solo estaríamos creando una isla en medio de un océano.
· Permitir a la sociedad acceder, manejar y supervisar el uso del capital para resolver sus necesidades.
· Reinventar y adaptar la estructura y conformación de los poderes del Estado a estos tiempos.
· Crear un sistema de acceso público y gratuito, basado en el uso de las nuevas tecnologías, que permita a la ciudadanía hacer seguimiento a la resolución de los problemas de la comunidad, ejecución de obras, denuncias, etc.
· Que las áreas de salud, educación, empleo, acceso a vivienda, administración de justicia y seguridad, sean áreas vivas, es decir, se modifiquen constantemente, se reinventen, dinamicen y ejecuten efectivamente sus tareas, si bien es cierto que debe haber periodos de estabilidad institucional, esto no debe ser excusa para no aplicar nuevas estrategias o cambios de fondo y forma.
· Es de extrema importancia, que todas las ramas de las ciencias aporten conocimientos para la construcción de este sistema.
· Crear y generar nuevos modelos de medios de producción, ante la necesidad inminente de evolución y crecimiento de nuestra humanidad.
· Debe permitir relacionarnos con cualquier otro modelo diferente al socialista, de lo contrario, solo estaríamos creando una isla en medio de un océano.
· Permitir a la sociedad acceder, manejar y supervisar el uso del capital para resolver sus necesidades.
· Reinventar y adaptar la estructura y conformación de los poderes del Estado a estos tiempos.
· Crear un sistema de acceso público y gratuito, basado en el uso de las nuevas tecnologías, que permita a la ciudadanía hacer seguimiento a la resolución de los problemas de la comunidad, ejecución de obras, denuncias, etc.
· Que las áreas de salud, educación, empleo, acceso a vivienda, administración de justicia y seguridad, sean áreas vivas, es decir, se modifiquen constantemente, se reinventen, dinamicen y ejecuten efectivamente sus tareas, si bien es cierto que debe haber periodos de estabilidad institucional, esto no debe ser excusa para no aplicar nuevas estrategias o cambios de fondo y forma.
El feudalismo tuvo un rol preponderante en la
Edad Media. Trazaba una línea clara entre las clases sociales y creaba una
co-dependencia entre ricos y pobres. Como cualquier sistema económico complejo,
existían ventajas y desventajas. Entendiendo los conceptos fundamentales, el
estudio de los beneficios y perjuicios del feudalismo puede dar una visión
profunda de la historia económica y social de la humanidad.
Feudalismo
El
feudalismo fue un sistema económico y político practicado en Europa, Japón y
China durante la Edad Media. Consistía en un acuerdo mutuo entre señores y
subordinados. En el medio de la jerarquía estaban los vasallos. Estos eran
nobles que juraban lealtad a un señor feudal. Esencialmente, era un contracto
de mutuos beneficios. A cambio de tierras y protección, los vasallos ofrecían
sus servicios militares. Este intercambio garantizaba la seguridad de los
vasallos y daba ganancias significativas a los señores. En lo más bajo de la
pirámide estaban los siervos. Estos eran campesinos que labraban la tierra y
daban sus ganancias e impuestos al señor y sus vasallos.
Una
ventaja general del feudalismo fue la estabilidad que generaba. Los siervos
soportaban la estructura al proveer bienes y servicios esenciales. Esto,
combinado con un organizado sistema de protección, ayudaba a mantener un
balance estable que hacía funcionar los reinos. Aunque este sistema era
instrumental para el orden social, las verdaderas ventajas las sentían los
señores y sus vasallos. Estos disfrutaban de ganancias materiales a costa de
los siervos.
En
un sistema con una división tan clara entre ricos y pobres, los campesinos eran
los que más sentían las desventajas. Los siervos sobrevivían renunciando a casi
todo para mantener sus hogares. Estos se agravaba por el hecho de que la mayor
dificultad que enfrentaban eran los altos impuestos que debían pagar. Los
siervos además carecían de independencia o derechos. La iglesia y los señores
eran juez y jurado en lo relacionado a asuntos legales.
Varios
cambios sociales y sucesos llevaron al declive eventual del sistema feudal. Las
conquistas de los cruzados
abrieron nuevas rutas de comercio, generando nuevas formas de crecimiento
económico más allá del campo y la agricultura. con el incremento del comercio,
llegó el crecimiento centralizado en las ciudades, a las que los siervos podía
ir para perseguir sus propios medios de ingresos. También existió un cambio en
la práctica económica con el reemplazo de la tierra por las divisas como base
de la economía. Esto hizo que
las obligaciones militares de
los vasallos fuesen obsoletas. Además, en lugar de estar dividido entre señores
y territorios el poder se centralizó en gobiernos.
1. Concepto de feudalismo. Características y su evolución en la
Historia.
Según el Diccionario de términos básicos para la Historia, la
palabra feudalismo proviene de la palabra latina foedus, que significa
pacto o trato. Se trata de un sistema o modo de producción en el que, dentro de
una economía cerrada y autosuficiente, de predominio agrario y baja producción,
los grupos sociales se estructuran de acuerdo con la posesión de la tierra,
siendo la relación señor/siervo (servidumbre) la que determina la manera de
producir, y que, al establecer vínculos de dependencia personal, da lugar a una
fragmentación extrema del poder político y a una escasa movilidad social,
propiciando una mentalidad dominada por lo religioso.
Durante mucho tiempo se entendió por feudalismo el conjunto de normas
que fijaban las relaciones entre señor y vasallo dentro del grupo cuya función
es la guerra; es decir, el feudalismo
institucional o jurídico. Sin embargo, es evidente que tanto la
existencia como las prerrogativas de que goza el estamento militar, o casta
guerrera, están en estrecha dependencia con la organización socioeconómica, que
es la base esencial de la sociedad feudal, en la que la institución vasallática
solo es un aspecto del sistema. Las continuas polémicas sobre el feudo han
llevado a la creación de modelos en los que se intenta establecer los
requisitos que debe reunir un sistema socioeconómico feudal, para así poder aplicarlo
a una realidad concreta y determinar si puede ser calificada de feudal, en qué
grado y si únicamente presenta algunos rasgos feudales por estar en una etapa
de transición. Uno de estos modelos es el que presenta las siguientes
características para el feudalismo:
Predominio absoluto del sector agrario en la economía.
Monopolio de la propiedad agraria por parte de una aristocracia guerrera
que la sustrae a los mecanismos de compra-venta favoreciendo la concentración y
amortización.
Las fuerzas productivas
empleadas en la agricultura (los
campesinos) distribuyen su tiempo y esfuerzos entre los mansos familiares y la
reserva señorial.
El campesino es obligado a proporcionar la mayor parte de las
prestaciones personales en forma de trabajo en la reserva del señor, a
parte de las rentas,
generalmente en especie.
El campesino queda inserto en una estructura que le impide la movilidad
social y territorial.
La producción artesanal queda comprendida dentro del dominio señorial
o dentro de organizaciones gremiales, en el caso de existencia de ciudades.
Ausencia de toda intervención del estado dirigida a regular la vida
económica.
Tendencia del estamento
privilegiado al consumo de lujo como forma de distinción social.
Según ésto, el feudalismo no puede ser concebido como un sistema
exclusivo de Occidente ni de la Europa medieval, sino que ha aparecido en
distintos lugares y en diferentes épocas; así, formas feudales se han dado en
el Egipto faraónico, Mesopotamia, India, China, Japón e incluso hoy existen
sociedades en las que perviven rasgos feudales.
Muchos países del tercer Mundo están en la etapa de transición del
sistema feudal al capitalista. En Europa, vestigios del feudalismo perduran
hasta fechas muy avanzadas: en Francia e Inglaterra, hasta el siglo XVIII, y en
España, Polonia y Rusia hasta el siglo XIX. En ésta última, después de la
abolición de la servidumbre, se dan prestaciones feudales hasta la revolución
de 1917.
1.1. Origen del feudalismo.
El origen del feudalismo europeo de la Edad Media hay que buscarlo en la
transición del esclavismo, propio del mundo mediterráneo, al feudalismo, que se
inicia con la crisis del siglo III, debida a la cada vez mayor dificultad para
adquirir esclavos baratos (las guerras de conquista son raras), a su
peligrosidad y a su escasa productividad.
Como solución de repuesto se va imponiendo el sistema de entregar las
tierras en arriendo a los colonos libres jurídicamente, pero sujetos a los
grandes propietarios a través de deudas contraídas con ellos, transmitidas de
padres a hijos. Para evitar la huida ante los cada vez mayores impuestos, el
Estado ordenará su adscripción a la tierra.
Hacia el siglo IV se consolida un latifundismo autosuficiente e inmune,
que llevará a la ruina del comercio y de las ciudades. La aparición del
feudalismo se verá favorecido con la aparición de las formas prefeudales de los
germanos: vínculos personales de dependencia entre guerreros libres, que
juraban fidelidad a un rey o un señor a cambio de subsistencia, armamento y
hospedaje; existencia de hombres no libres adscritos a la tierra, carentes de
derechos, cuya condición es transmitida por herencia, así como semilibres, que
carecían de libertad de movimientos y estaban obligados a determinados
servicios o prestaciones a un patrón.... además, los obstáculos al comercio
mediterráneo impuestos por la conquistas islámicas del siglo VII acelerarán
esta ruralización que impulsará el proceso hacia el feudalismo. Éste, iniciado
en el siglo IV, no llega a su madurez hasta el siglo IX, en que alcanza su
organización más completa. El período de florecimiento depende de los países,
abarcando en Europa desde comienzos del s.IX a principios del XIII, en que
inicia su evolución.
Así, podemos decir que uno de los orígenes del feudalismo europeo es la
crisis del Estado romano que dará lugar a un período de inseguridad que llevó a
muchos hombres libres a buscar la protección de los poderosos mediante la encomendación
o patrocinio, pacto entre dos hombres libres, por el que uno pasa a la
jurisdicción del otro al que entrega su patrimonio e incluso la libertad.
1.2. Características del feudalismo.
La sociedad feudal presenta un esquema estructural de tipo piramidal, en
cuya cúspide está el rey, y que presenta dos cuerpos diferenciados, cuya
relación se determina según el modo de producción: los poseedores de la tierra
que luchan (bellatores, es decir, la nobleza en sus distintos grados) o
que rezan (oratores, que forman el clero) y los que trabajan (laboratores
o campesinos diversos).
El orden eclesiástico no compone sino un solo cuerpo. En cambio la
sociedad está dividida en tres ordenes. Aparte del ya citado la ley reconoce
otras dos condiciones: el noble y el siervo, que no se rigen por la misma ley.
Los nobles son los guerreros, los protectores de las esglesias. Defienden a
todo el pueblo, a los grandes lo mismo que a los pequeños y al mismo tiempo se
protegen ellos mismos. La otra clase es la de los siervos. Esta raza de
desgraciados no posee nada sin sufrimiento. Provisiones y vestidos son
suministrados a todos por ellos, pues los hombres libres no pueden valerse sin
ellos. Así pues la Ciudad de Dios, que es tenida como una, en realidad es
triple. Unos rezan, otros luchan y otros trabajan. Los tres órdenes viven
juntos y no sufrirán separación. Los servicios de cada uno de estos órdenes
permiten los trabajos de los otros dos. Y cada uno a su vez presta apoyo a los
demás. Mientras esta ley ha estado en vigor, el mundo ha estado en paz.
ADALBERON: Carmen ad
Rotberthum regem francorum. (Año 998)
(Sacado de “Historia de las civilizaciones y del arte”.)
Dicha relación es la esencia del sistema feudal. La organización interna
y la categorías dentro de cada cuerpo son secundarias y diferentes según los
países. En el prototipo europeo, el primer cuerpo se organiza siguiendo una
jerarquización feudal cuyas relaciones están fijadas por unas instituciones que
incluyen un estatuto jurídico especial que les permite concentrar la propiedad
en sus manos, aumentar su poder político costa del poder central y, sobre todo,
crear un grupo social privilegiado con una mentalidad y forma de vida
idealizadas en un código caballeresco.
La principal institución era el pacto por el que, mediante la ceremonia
del homenaje, donde se establecía
el vasallaje. A través de un juramento de fidelidad , un vasallo vinculaba sus
servicios militares a un señor a cambio de su protección y de un beneficio
hereditario, que consistía en la cesión de tierras, rentas o cargos públicos y
que recibía el nombre de feudo
Los feudos ocupaban la mayoría de las tierras, de aquí que hayan dado
nombre al sistema, aunque también existieron latifundios y señoríos que no
habían tenido este origen, pero en los que se utiliza el mismo sistema de
producción, basado en la dependencia del campesino. Incluso conforme decae el
feudalismo, la denominación de vasallo, en su origen sólo atribuida a
las relaciones dentro de la casta guerrera, se extenderá al campesinado.
Los feudos fueron otorgados tanto a los señores laicos como
eclesiásticos, y los más importantes de ellos consiguieron una inmunidad más o
menos amplia, y que podía abarcar diversos privilegios, desde el estar exento
de impuestos, hasta una cierta autonomía del poder real, sustituido por el del
señor, que ejercía la jurisdicción sobre una población al margen del control
del Estado. Estaba prohibida la entrada en estos feudos, llamados señoríos
inmunes, incluso a los agentes reales, lo que supuso una debilitación del
poder real al no ejercer el dominio de amplios territorios y poblaciones del
reino y un fortalecimiento del poder nobiliario.
La organización del trabajo en el feudo estaba fijado a la estructura de
la propiedad de la tierra, que presentaba dos formas principales: el alodio, o tierra exenta de cargas,
cuyo propietario podía venderla, legarla o transmitirla a sus herederos
libremente, y el señorío, o
territorio sujeto al dominio de un señor, pero en el que se dan tres formas de
posesión y explotación:
- El dominio o reserva señorial: núcleo originario concedido como feudo, de uso exclusivo del señor, que la cultiva mediante los siervos, a quienes alimenta y que dependen de él directamente, y con prestaciones de los colonos (debían trabajar en las tierras del señor unos días a la semana).
- Las tenencias familiares o mansos, parcelas cultivadas por colonos de forma usufructuaria (no podían venderlas) mediante el pago al señor de determinadas prestaciones y censos.
- Las tierras comunales, bosques y pastos que son aprovechados por los campesinos a cambio de determinados atributos.
Conforme avanza el feudalismo, la tierra alodial disminuye en favor de
los señoríos, y la distinción entre campesinos libres o siervos tiende a
desaparecer en favor de la división radical entre propietarios/no propietarios.
Los colonos y los siervos son equiparados cuando los señores comienzan a
liberar a sus siervos, poco rentables, dándoles mansos, para así aumentar sus
rentas y obligarlos a prestaciones en épocas de trabajo. Ambos quedan adscritos
a la tierra que trabajan y que no pueden abandonar sin permiso del señor (servidumbre de la gleba). El señor
ejercía, dentro de su feudo o señorío, una serie de competencias y derechos que
variaban según los lugares, en razón a la mayor o menor debilidad del poder
real. Entre ellos:
- el poder judicial (a veces los campesinos libres dependen de los tribunales reales para ciertos delitos). El tribunal señorial podía cobrar multas al culpable de un delito en concepto de indemnización por el daño causado.
- Las rentas y derechos señoriales, derivados de la propiedad del feudo o de la jurisdicción otorgada por los reyes.
Los principales eran: las rentas de las tenencias campesinas, en especie
y dinero.
Este fragmento del cartulario de Saint Vicent de Mâçón especifica lo que
deben pagar al señor: “al llegar la Pascua, un cordero; el segar el heno,
seis piezas de moneda; al segar el trigo, una comida y una medida de avena; al
vendimiar, doce denarios, tres panes y vino; al llegar la Cuaresma, un capón; a
media Cuaresma, seis monedas...”;
las prestaciones personales o corveas (trabajo en la reserva del
señor: labrar, sembrar, segar, acarrear, leñear, etc.); las banalidades o derechos
del ban, consistentes en la prioridad que el señor tenía sobre los campesinos
para vender o comprar algo, así como los monopolios señoriales, que obligaban a
los campesinos a usar el horno, el molino, etc., del señor junto con el pago de
una cantidad por las mercancías que atreviesen puentes (pontazgo), caminos (peaje)
o puertas de ciudades (portazgo); obligación de dar cobijo y comida en
determinadas fechas al señor y sus acompañantes; la talla, permitir al señor
quedarse con la ganancia del campesino cuando tuviese necesidad suponía el
mayor abuso; finalmente el cobro de las rentas de altar (bodas, bautizos, diezmos,
etc.) de las iglesias construidas por el señor. Junto a estos derechos existían
una serie de prácticas habituales variables según los lugares, fruto de la
arbitrariedad señorial y que recibían el nombre de “malos usos”.
En el aspecto económico, el señorío se caracteriza por su
autosuficiencia, debido a que la ausencia de un comercio estable y regular
frena el interés por producir más con vista a la venta o el incentivo por un
mejora de las técnicas y de la productividad; de ahí que, hasta que las ciudades
no ofrezcan unas mercancías que atraigan los deseos de compra de la
aristocracia, ésta no intentará elevar sus rentas en especie o en dinero,
empeorando las condiciones del campesino y excitando las revueltas en el campo.
En cuanto al reparto de la producción entre las dos grandes formaciones
sociales, mientras en el esclavismo todo el producto va al dueño directamente,
en el feudalismo el producto es recogido por el campesino, que entrega una
parte al señor. Esto significa que el sistema feudal supone un avance respecto
al esclavista.
La ciudad también estuvo, durante un cierto tiempo, vinculada al señorío
feudal. Los señores eran patronos de la ciudad, cobraban ciertos tributos y
garantizaban la ordenación del mercado. La ciudad proporcionaba incluso rentas
en metálico superiores al campo, por lo que los señores favorecían la
prosperidad de los burgos para aumentar sus rentas y poder adquirir los
productos ofrecidos por el comercio.
Sin embargo, pronto surge la pugna entre señor y ciudad, en la que ésta
luchará por liberarse de las cargas señoriales; especialmente, lo conseguirán
las ciudades de Italia y Flandes. La ciudad se irá zafando del sistema feudal a
partir del siglo XII, aunque en Europa, hasta el siglo XV, la población urbana
no llegara al 10 % del total.
Es en este siglo cuando el feudalismo entra en crisis en Europa
occidental, aunque en la central y oriental se mantendrán el pleno vigor hasta
el siglo XIX. Los factores que intervienen en las crisis son variados: el
restablecimiento de las rutas comerciales del Mediterráneo, gracias a las
cruzadas, con lo que resurgió la vida urbana impulsada por mercaderes y
artesanos cada vez más independientes del poder señorial ( ciudades italianas y
flamencas); y la crisis económica debida a la peste negra del siglo XIV y la
guerra de los Cien años, que estancarán las rentas de la nobleza por la
despoblación de sus señoríos en el momento en que el comercio les ofrece
mayores artículos de lujo.
Será entonces cuando se produce un aumento de las cargas y prestaciones
que da lugar a las revueltas campesinas, denominadas jacqueries en
Francia, algunas de las cuales triunfan, como las remensas catalanas, en
menoscabo del poder señorial, mientras otras son reprimidas cruelmente, como
los movimientos hermandiños en Galicia; en esta época, la monarquía se
refuerza y comienza a apoyar a los burgos para contrarrestar el poder de los
nobles. Esto hace que se inicien en la ciudad formas de transición hacia el
capitalismo (técnicas mercantiles, acumulación capitalista, trabajo asalariado)
que coexistirán con el feudalismo en el campo hasta las revoluciones del siglo
XIX.
1.3. El feudalismo en España.
En cuanto a los reinos de la península Ibérica, aunque solo en Cataluña,
por su vinculación al reino franco, el estamento militar se jerarquiza según
los principios del vasallaje, se dan relaciones de producción esencialmente
feudales, si bien aparecen en diferentes grados y períodos.
En el reino castellano-leonés, el proceso de feudalización es lento y
peculiar, aunque la formación de señoríos o feudos que conceden los reyes se
inicia pronto, como podemos ver en este texto del siglo X:
Ordoño rey, a vos, padre Don Rosendo, obispo, salud en el Señor. Por la
apacible autoridad que emana de nuestra ordenación os damos y concedemos, para
que lo protejáis, todo el feudo de vuestro padre, de glorioso memoria,
Gutierrez Menendez, es decir, el territorio desde Geiures hasta el río Caldas,
territorio que obtuvo nuestro tío, vuestro cuñado Jimeno Díaz y que lo tuvieron
vuestros sobrinos Gonzalo y Vermudo y perdieron, por sus crímenes y execrable
infedilidad. Y también añadimos a esto y concedemos a vuestra paternidad todas
las heredades que se hallan en nuestro reino y que de vuestros parientes les
correspondían a estos criminales que hagáis con ellas lo que vuestra libre
voluntad decida... Y tenga esto sanción perpetua. Así pues, os sea concedida
esta heredad arriba citada con todas sus dependencias hasta el mar, y con
nuestra autoridad os la entregamos par que la gobernéis y la promesa que
hacemos por la Santa Trinidad, por esto y por vuestra caridad, con la ayuda de
Dios la declaramos irrevocable y perpetua. Y a nadie mandamos ni permitimos que
os perturbe allí, ni aun en lo más mínimo.
(Citado en el Diccionario de términos básicos para Historia.)
en un primer momento, siglo IX, los hombres libres son muy numerosos,
especialmente en los territorios de frontera con el Islam, ya que la conquista
y colonización exigen que para que acudan el mayor número se concedan ventajas
(cartas pueblas, fueros) e incentivos como la apropiación de las tierras
abandonadas.
Sin embargo, en los territorios alejados de Galicia, León, zona de los
Pirineos, etc., los monarcas donan a la Iglesia y a los nobles extensas
propiedades, cuyos habitantes, anteriormente libres, caen en la dependencia de
algún monasterio o señor. Y el proceso se va repitiendo en aquellos territorios
que se van alejando de la frontera, cada vez más desplazada hacia el sur.
A este proceso de feudalización se añade el que algunos pequeños
propietarios ceden sus tierras a nobles o monasterios en pago de deudas, que a
veces son devueltas en usufructo a cambio de prestaciones y rentas.
En León, la dependencia se transmite de padres a hijos, mientras en
Castilla, donde la nobleza y clero tienen menos poder en aquel momento, las
villas y aldeas, llamadas de behetría o benefactoría, pueden elegir libremente
a su señor o dentro de un linaje. Con el tiempo esto desaparecerá y quedarán
sometidas a las mismas prestaciones que el resto de los campesinos.
Por encima de la situación jurídica entre libres (colonos) y no libres
(siervos) lo que se impone es la situación de dependencia o no dependencia a un
señor y su territorio, y su transmisión a los descendientes. Los adscritos a
una tierra señorial reciben distintos nombres: foreros (pagan el tributo
llamado foro), collazos y mezquinos, en Aragón y Navarra; estantes y payeses,
en Cataluña; vasallos, en Castilla y León, etc. Según el titular de quien
dependen tierras y poblaciones sea el rey, un abad, un señor o puedan elegir
señor, se llamarán de realengo, abadengo, señorío o behetría.
Por otra parte, desde el siglo X existieron instituciones feudales,
tanto en León como en Castilla, con la existencia de señoríos inmunes, como
testifica esta carta del año 1049:
Yo, el citado rey Fernando y la reina Sancha: nos place y es nuestra
voluntad que para remedio de nuestras almas hagamos este santo lugar y a ti, el
abad Pedro, y a todos lo clérigos y consagrados a Dios que allí están, una
escritura de conformación, de modo que en toda la tierra que en las escrituras
de este monasterio están recogidas, tanto villas como mandaciones,
diligentísimamente con nuestra mente ordenamos de modo que al que hiciere
homicidio o rapto o no fuere al fonsado, no tenga licencia nuestro vicario para
inquietarlos, ni el conde ni el tiufado, ni ningún hombre en ningún tiempo
tomarles pago por ello; sino que tanto el homicidio como el rapto o la
fonsadera o cualquier caloña que allí se produjere, corra por mano del vicario
de este monasterio, y sean concedidas por nuestras almas. Y en toda la sierra
de San Torcuato hagan lo mismo. Y sean los términos del monasterio, desde Ave
de Avicella, tal como vuestros escritos determinan. Cuyos términos ningún
hombre se atreva a traspasarlos para hacer mal, ni el vicario del rey ni de
otro por ninguna acción. Y si alguno lo hiciere y transgrediere esos términos,
pague mal que hiciere conforme a la sentencia de la ley y además un talento de
oro.
Debido al conjunto de peculiaridades que se dan en el modelo peninsular
se ha querido ver en él un sistema diferente al feudal, el régimen señorial;
sin embargo, las diferencias son de simple detalle: mientras en Francia la
inmunidad es impuesta por los señores, aquí es de concesión regia y puede ser
revocada; la jurisdicción señorial es más restringida, y ciertos casos quedan
reservados a los tribunales reales; la acuñación de moneda era reservada como
regalía real, aunque algunos señores, como el arzobispo Gelmirez, llegaron a
acuñar moneda propia.
El proceso de feudalización se revitaliza a partir de las conquistas
castellanas del siglo XIII, en que se expulsa a los pobladores musulmanes de la
meseta sur y se reparten las tierras entre los nobles que participan en ellas,
así como entre las órdenes militares, dando lugar a grandes latifundios, en
donde establecen formas feudales mientras en Europa ya empiezan a decaer.
Con el reparto de mercedes en forma de villas, tierras, rentas y
derechos jurisdiccionales por Enrique II de Trastámara a los nobles, el proceso
de feudalización se acrecienta y se consolida definitivamente con el
establecimiento del mayorazgo (los señoríos pasan al hijo primogénito,
sin que puedan repartirse o venderse).
Los latifundios se concentran cada vez más, adquiriendo la forma de verdaderos
estados señoriales, en los que el señor ejerce funciones similares a las del
monarca en las tierras de realengo, a través de una organización de
funcionarios a sueldo, paralela a la real.
Estos señores recibían rentas que toman diversos nombres según los
lugares, y que en Castilla y León eran la martiniega (cantidad anual que
se pagaba por San Martín), la fumadga o fogaje (por cada casa de
la que saliese humo y hubiese fuego, es decir, por cada casa habitada), el bovaje
(por tenencia de bueyes, y se pagaba bien en dinero o bien en labores);
prestaciones en forma de trabajo y diversos servicios personales, como la fazendera
(construcción y reparación de caminos y puentes del señorío), castellaria
(construcción y reparación de castillos), anubda (deber de vigilar para
evitar la sorpresa del enemigo), mandadería (servicio de mensajería
señorial a cambio de provisiones para el viaje), hospedaje y yantar
(deber de alojar y alimentar al señor y a sus enviados).
Junto a ésto, en algunos señoríos se practicaban abusos como los malos
usos a que estaban sujetos los payeses catalanes, abolidos por la sentencia
arbitral de Guadalupe, de 1486, dada por Fernando el Católico.
Eran los siguientes: la intestia (el señor se quedaba con la
mitad o la tercera parte de los bienes del payés que moría sin testamento), exhorchia
(el señor se quedaba con una parte de los bienes del payés fallecido sin
descendencia), la cugucia (el señor se quedaba con los bienes
confiscados a la payesa adúltera o los repartía con su marido, si éste no había
consentido), arsia o arsina (compensación pagadera al señor si se
incendiaba casualmente el predio, como castigo a su negligencia), firma de
spoli (cantidad que el señor recibía por autorizar al payés a hipotecar
tierras que tenía en garantía de la dote de la mujer o de la donación que el
esposo hacía a la desposada por razón de su virginidad), nodriza
(práctica por la cual la payesa era obligada a amamantar al hijo del señor), derecho
de pernada (se ha relacionado con el abuso consistente en obligar a pasar
la primera noche a la desposada con el señor, que se practicó muy raramente, y
también con la ceremonia de pasar la pierna del señor por encima de la
desposada tendida y en señal de sumisión; sin embargo se refiere a la
obligación de entregar al señor un pierna de los animales sacrificados por el
payés) y la remensa (el payés no podía abandonar la tierra que cultivaba
si no pagaba al señor un precio de redención o remensa, que éste fijaba
arbitrariamente) que era el peor pues impedía librarse de los demás,
abandonando el señorío. Práctica similar a la remensa catalana también existió
en Castilla.
En cuanto a los pobladores de realengos y territorios sin ningún tipo de
inmunidad, la Hacienda real recaudaba parecidos tributos, llamados pechas,
que es el nombre genérico que se da en la Baja Edad Media a todo tributo o
renta, tanto real como señorial. Además de aquellos estaban la fonsadera
(pecha que se pagaba al rey por redimirse de acudir al ejercito real, bien por
no tener armas o por otras razones), la sisa (sobre los consumos), morerías
y juderías (cobrados exclusivamente a estos grupos), el monedaje
maravedí o moneda forera (tributo que se pagaba al rey cada cierto
tiempo para que se pudiera acuñar conservando el valor nominal).
Aunque el feudalismo en España entra en crisis, como el resto de
Occidente, las formas señoriales y de dependencia campesina permanecerán hasta
el siglo XIX, en que serán suprimidas por las cortes de Cádiz.
2. Características feudales a lo largo de la Historia.
En los siglos XIV y XV, se modifican las estructuras económicas y
también las políticas, ya que la casta guerrera pierde los poderes públicos
debido a la recuperación del poder monárquico central y la aparición de los
ejércitos modernos, entonces el sistema feudal se descompone, entra en crisis.
Pero, tras un periodo de desorganización, el señorío rural (base económica del
sistema feudal) se adapta a la nueva situación: la protección regia permite a
la nobleza feudal extraer mejor renta agraria y renovar su relación con los
campesinos sometidos (régimen señorial).
Aunque el régimen feudal como organización política-jurídica-social de
poderes locales autónomos, decae progresivamente, sobreviven estructuras,
privilegios y modelos de comportamiento feudales con grandes diferencias
cronológicas, cualitativas y cuantitativas de país a país. A continuación
pondremos tres paises de ejemplos: Francia, España y Rusia.
La revolución francesa fue la primera en eliminar en Europa estas
estructuras y privilegios feudales que habían sobrevivido a la Edad Media.
Antes de la revolución, encontramos en Francia que aún existen aduanas
interiores, que correspondían a las antiguas divisiones territoriales del
feudalismo, aunque se había superado el viejo régimen de servidumbre (que aún
existiría en Europa Oriental y Rusia), la mayoría de tierras seguían
perteneciendo a la nobleza, el clero y la corona, y los campesinos seguían
trabajándola en regimen de arrendamiento, bajo una serie de cargas feudales y
tributos señoriales.
En la Francia del siglo XVIII, el campesino aún seguía siendo obligado a
entregar parte de la cosecha al propietario de la tierra (generalmente una
cuarta parte) o a pagarle su valor en dinero, así como a sastifacer una serie
de impuestos por las más variadas actividades: transportar cereales a través de
un puente; uso del molino u horno del señor, etc. Además de estas cargas
señoriales, existían otros impuestos, como el diezmo (equivalente a la décima
parte de la cosecha) destinado a la Iglesia, y otros muchos en favor del rey:
la talla (impuesto de bienes), la vigésima (impuesto sobre los ingresos), o la
capitación (impuesto por cabeza).
En España el régimen señorial no desaparece hasta la primera mitad del
siglo XIX. A principios de este siglo, la nobleza seguía poseyendo una gran
porción de mayorazgos, propiedades rurales y urbanas, donde el señor elegía a
las autoridades municipales, recibía rentas y ejercía los derechos de señorío
jurisdiccional, prescribiendo diezmos y primicias, y disfrutando de monopolios
de caza, pesca, molino, hornos... Será en las Cortes de Cadiz (1808-1813) y
durante el Trienio Liberal (1820 - 1823) cuando la nobleza española vea
desaparecer sus privilegios y señoríos feudales.
Es el 6 de agosto de 1811 cuando se aprueba en España la abolición de
los señoríos jurisdiccionales, los derechos que el señor poseía sobre sus
vasallos y sobre la tierra, los monopolios (articulo 4, del decreto de 6 de
agosto) y la coerción que la nobleza ejercía sobre el campesinado. También
quedaron abolidas las relaciones de vasallaje y los derechos jurisdiccionales
de los señores, así como sus derechos a nombrar a las autoridades municipales
(articulo 14).
Iº. Desde ahora quedan incorporados a la Nación todos los señoríos
jurisdiccionales de cualquiera clase y condición que sean.
IV.º Quedan abolidas (...) las prestaciones (...) que deban su origen a
título jurisdiccional, a excepción de las que procedan del contrato libre en
uso del sagrado derecho de propiedad.
Vº. Los señoríos territoriales y solariegos quedan desde ahora en la
clase de los demás derechos de propiedad particular.
VIII.º Quedan abolidos los privilegios llamados exclusivos, privativos y
prohibitivos que tengan el mismo origen de señorío, (...) quedando al libre uso
de los pueblos con arreglo al derecho común, y a las reglas municipales
establecidas en cada pueblo; sin que por esto los dueños se entiendan privados
del uso que como particulares pueden hacer.
XIV.º En adelante nadie podrá llamarse Señor de vasallos, ejercer
jurisdicción, (...) ni usar de los privilegios y derechos comprehendidos en
este decreto (...)
(Extinción del régimen señorial. Decreto de 6 de agosto, 1811.)
En Rusia, el sistema señorial se mantuvo prácticamente intacto hasta el
siglo XIX. A pesar del siglo en que nos hayamos y la potencia militar del
imperio, aún encontramos en Rusia un sistema económico feudal. En este siglo,
Rusia era un país retrasado donde la voluntad del zar era ley, el pueblo vivía
aún en la servidumbre, bajo la total autoridad de la aristocracia y el
desarrollo económico era lento, pues aún estaba fundado en las actividades
agricolas y artesanales, mientras el occidente europeo estaba inmerso en plena
industrialización.
No será hasta el reinado de Alejandro II cuando Rusia intentará
abandonar sus sistemas feudales para lograr un modernización que comenzará con
la abolición de la servidumbre en el decreto de 19 de febrero de 1861, cuando
el zar les concede la libertad a los siervos.
Aunque este hecho marcará el inicio de un cierta modernización en Rusia,
no será suficiente y hasta la revolución de 1917, los campesinos seguirán
estando obligados