La expresión nuevo orden mundial se ha usado
para referirse a un nuevo período de la historia pretendiendo de este modo que
hay pruebas de cambios dramáticos en las ideologías políticas
y en el equilibrio de poderes.
El primer uso de esta expresión aparece en el documento de los Catorce Puntos del Presidente Wilson
haciendo un llamado después de la Primera Guerra Mundial
para la creación de la Liga de
Naciones, antecesora de las Naciones
Unidas.
La frase fue usada con cierta
reserva al final de la Segunda Guerra Mundial
cuando se describían los planes para la creación de las Naciones Unidas y los Acuerdos de Bretton Woods
debido a la asociación negativa resultante del fracaso de la Liga de Naciones.
El uso más amplio y reciente
de esta expresión se origina sobre todo con el final de la Guerra
Fría. Los presidentes Mikhail
Gorbachev y George H.
W. Bush usaron el término para tratar de definir la
naturaleza de la posguerra fría y el espíritu de cooperación que se buscaba
materializar entre las grandes
potencias.
En una referencia a las
hostilidades en Irak
y Kuwait,
la revista Time
del 28 de
enero de 1991
dijo: “Mientras caían las bombas y se disparaban los misiles, las esperanzas de
un nuevo orden mundial cedieron lugar al desorden común”. Añadió: “Nadie debe
forjarse ilusiones pensando que el nuevo orden mundial, del que tanto alarde se
hace, se ha establecido o está cerca”.
Nunca se ha logrado la cooperación
entre las naciones,
y esto perjudica los esfuerzos por establecer un nuevo orden mundial de tipo globalista.
En un informe en la revista The World & I de enero
de 1991,
unos peritos examinaron “las políticas exteriores que van surgiendo entre las
superpotencias y el efecto que probablemente tengan en el nuevo orden mundial”.
El editor llegó a esta conclusión: “La historia nos lleva a pensar que en el
mejor de los tiempos se puede pasar muy fácilmente de la paz
a la guerra.
La cooperación internacional, particularmente entre las potencias principales,
es crucial para una transición de éxito de la Guerra
Fría a un nuevo orden mundial”. en estos momentos el
nuevo orden mundial lo esta empezando EEUU por lo que es una superpotencia
mundial y es la que gobierna en el mundo como potencia
Los problemas ambientales
también son un obstáculo al nuevo orden mundial que muchos visualizan. En State
of the World 1991 (un informe sobre la situación mundial por el instituto Worldwatch),
Lester R. Brown dijo: “Nadie puede decir con certeza cómo será el nuevo
orden. Pero si queremos forjar un futuro prometedor para la generación
siguiente, entonces el gran esfuerzo que tomará contrarrestar la degradación
ambiental del planeta dominará los asuntos mundiales por décadas”. Este informe
señaló que la contaminación del aire había “alcanzado niveles que amenazan la
salud en centenares de ciudades y que dañan las cosechas en veintenas de
países”. Añadió: “Mientras aumenta la población
humana en el planeta,
disminuye el número de las especies vegetales y animales. La destrucción de hábitats
y la contaminación
hacen que disminuya la diversidad biológica
de la Tierra”.
Nuevo Orden Mundial
(conspiración
El lema "Novus Ordo
Seclorum" ("Nuevo Orden de los Siglos") aparece también en
el reverso del Gran Sello de los Estados Unidos,
e igualmente se encuentra inscrito en el reverso de los billetes de dólar
estadounidenses.
El Nuevo Orden Mundial es una teoría que afirma la existencia de un
plan diseñado con el fin de imponer un gobierno único - colectivista,
burocrático
y controlado por sectores elitistas
y plutocráticos
- a nivel mundial.
La expresión Nuevo Orden
Mundial se ha usado para referirse a un nuevo período de la historia y se
pretende, de este modo, que hay pruebas de cambios dramáticos en las ideologías
políticas y en el equilibrio de poderes. El primer uso de esta expresión
aparece en el documento de los Catorce
Puntos del presidente
Wilson, que hace un llamado, después de la Primera Guerra Mundial,
para la creación de la Liga de
Naciones, antecesora de la Organización de las Naciones Unidas.
La frase se usó con cierta
reserva al final de la Segunda Guerra Mundial,
cuando se describían los planes para la creación de las Naciones Unidas y los Acuerdos de Bretton Woods
debido a la asociación negativa resultante del fracaso de la Liga de Naciones.
El uso más amplio y reciente de esta expresión se origina sobre todo con el
final de la Guerra
Fría. Los presidentes Mikhail
Gorbachev y George H.
W. Bush usaron el término para tratar de definir la
naturaleza de la posguerra fría
y el espíritu de cooperación que se buscaba materializar entre las grandes
potencias.
En una referencia a las
hostilidades en Irak y Kuwait, la revista Time
del 28 de
enero de 1991
expresó: “Mientras caían las bombas y se disparaban los misiles, las esperanzas
de un nuevo orden mundial cedieron lugar al desorden común”. Añadió: “Nadie
debe forjarse ilusiones pensando que el nuevo orden mundial, del que tanto
alarde se hace, se ha establecido o está cerca.”
Nunca se ha logrado la
cooperación entre las naciones, y esto perjudica los esfuerzos por establecer
un nuevo orden mundial. En un informe en la revista The World
and I de enero de 1991,
un grupo de peritos examinaron “las políticas exteriores que van surgiendo
entre las superpotencias
y el efecto que probablemente tengan en el nuevo orden mundial”. El editor
llegó a esta conclusión: “La historia nos lleva a pensar que en el mejor de los
tiempos se puede pasar muy fácilmente de la paz a la guerra. La cooperación
internacional, particularmente entre las potencias principales, es crucial para
una transición de éxito de la Guerra Fría a un nuevo orden mundial.”
Historia
Los illuminati
-una sociedad
secreta fundada en 1776
con el fin de promover ideas de la Ilustración-
estuvieron aparentemente involucrados en una conspiración que buscaba
reemplazar las monarquías absolutas
y la preponderancia de la Iglesia con el "gobierno de la razón",1
que era el objetivo general de la ideología liberal, revolucionaria e
igualitaria dominante entre la intelectualidad de la época. Después de que el
complot se descubrió, el grupo fue prohibido por el gobierno bávaro
(1784)
y aparentemente se disolvió en 1785.
Sin embargo, los documentos
relacionados con la conspiración ola, y se alertó así a la nobleza y al clero
de Europa, lo que le dio a la conspiración una gran publicidad y llevó a
algunos pensadores a sugerir que todavía existía y que su objetivo era derrocar
a los gobiernos europeos. Por ejemplo, Edmund
Burke (1790)
le da alguna credibilidad,
aunque sin mencionar específicamente cuál sería el grupo responsable,4
y Seth Payson afirma -en 1802-
que los illuminati todavía existen.5
Por consiguiente, algunos
autores -por ejemplo, Augustin
Barruel y John
Robison- llegaron incluso a sugerir que los Illuminati
estaban detrás de la Revolución Francesa,
sugerencia que Jean-Joseph Mounier
rechaza en su libro de 1801
On the Influence Attributed to Philosophers, Free-Masons, and
to the Illuminati on the Revolution of France
("Sobre la influencia atribuida a filósofos, francmasones e Illuminati
respecto a la Revolución Francesa", aún no traducido al español).
Posteriormente (1903)
el servicio
secreto ruso de la época publicó el famoso panfleto Los protocolos de los sabios de Sion
como una obra de propaganda
antirrevolucionaria que incorporó casi textualmente argumentos encontrados en
el Diálogo en
el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu,
un ataque -en 1864-
del legitimista
militante Maurice
Joly contra Napoleón
III.
La tesis central de Los
Protocolos es que, si se remueven las capas sucesivas que cubren u ocultan
las causas de los diversos problemas que afectan el mundo, se encuentra un
grupo central que los promueve y organiza con el fin, primero, de destruir los
gobiernos y órdenes sociales establecidos, y con el fin último de lograr el
dominio. Ese contubernio central es un grupo de judíos,
que -según se afirma- controla tanto los sectores financieros como diferentes
fuerzas sociales que, a su vez, son los que -desde este punto de vista-
provocan desorden
y conflicto
social: los masones,
los comunistas
y los anarquistas,
entre otros.
Nora Levin
indica que los Protocolos gozaron de gran popularidad y grandes ventas
en los años
veinte y treinta.
Se tradujeron a todos los idiomas de Europa y se vendían ampliamente en los países
árabes, en los Estados Unidos e Inglaterra. Pero fue en
Alemania, después de la Primera Guerra Mundial,
donde tuvieron su mayor éxito. Allí se utilizaron para explicar todos los
desastres que ocurrieron en el país: el armisticio
en la guerra, el hambre, la inflación, etc.
A partir de agosto de 1921,
Hitler
comenzó a incorporarlos en sus discursos, y se convirtieron en lectura
obligatoria en las aulas alemanas después de que los nacionalsocialistas
llegaron al poder. En el apogeo de la Segunda Guerra Mundial,
Joseph
Goebbels (ministro de propaganda
nazi) proclamó: «Los protocolos de los sionistas son
tan actuales hoy como lo fueron el día en que fueron publicados por primera
vez».
En palabras de Norman
Cohn, esto sirvió a los nazis
como «autorización del genocidio».
Posteriormente, en los Estados
Unidos, durante el periodo del Peligro
Rojo, teóricos estadounidenses de la conspiración
-tanto fundamentalistas
cristianos como seculares anti-gobierno central- fueron
abrazando y promoviendo cada vez más una percepción de la masonería, del
liberalismo y de la "conspiración
judeo-marxista" como la fuerza directriz de la ideología del
"ateísmo estatal", "colectivismo burocrático" y
"comunismo internacional".
(en EEUU esos términos generalmente se emplean por esos sectores para referirse
a, respectivamente, la Separación Iglesia-Estado;
acción gubernamental en asuntos de seguridad social
y organismos internacionales, tales como las Naciones
Unidas)
"Ojo que todo lo ve"
en los billetes de dólar
Así, por ejemplo, empezando en
los 1960, grupos como la John Birch Society
y el Liberty
Lobby dedicaron muchos de sus ataques a las Naciones
Unidas como vehículo para crear "Un Gobierno Mundial", promoviendo
una posición de desconfianza y aislacionismo en relación a ese organismo.
Adicionalmente, Mary M. Davison,
en su The Profound Revolution (1966) trazó el origen de la supuesta
conspiración del Nuevo Orden Mundial a la creación del Sistema de Reserva Federal
en EEUU por un "grupo de banqueros internacionales" que
posteriormente habrían creado el Consejo de Relaciones Exteriores
(CFR) en ese país como "gobierno en las sombras". Cabe considerar que
en aquellas fechas la frase "grupo de banqueros internacionales" se
entendía como referencia a personas tales como David
Rockefeller o a la familia Rothschild.
Posteriormente, y a partir de
la década
de 1970, Gary Allen
sostiene que el término Nuevo Orden Mundial es utilizado por una élite
internacional secreta dedicada a la destrucción de todos los gobiernos
independientes. Con ese autor el mayor peligro deja de ser la conspiración
cripto-comunista y se transforma en la élite globalista
que algunos identifican con el atlantismo
del Grupo
Bilderberg. Muchos de los mismos personajes -como
Rockefeller- todavía ocupan un papel central pero no ya como cripto-comunista
sino como parte de un grupo plutocrático
y elitista,
grupo que controlaría tanto los gobiernos y sus instituciones -especialmente
las policías secretas- como organismos internacionales.
Un papel importante en la
generalización de esa percepción fue desempeñado por la trilogía satírica
"The Illuminatus", de Robert Anton Wilson
que, a pesar de ser una parodia
de la paranoia
de sectores norteamericanos acerca de las conspiraciones secretas
y de que el propio autor ha dicho en más de una ocasión que no pretende que sea
tomada en serio, llegó a tener influencia, probablemente debido a que Wilson
busca crear en el lector una fuerte duda acerca de lo que es real y lo que no
lo es, elaborando curiosas teorías a partir de una mezcla de hechos históricos
con hechos fantásticos, citando autores imaginarios, pero creíbles, con autores
reales ya tanto obscuros como conocidos, pero a veces sutilmente fuera de
contexto. (Por ejemplo, citas de Isaac
Newton acerca de la alquimia
y la orden de la Rosacruz
que necesitan cuidadosa examinacion para determinar si son correctas y
relevantes.)
Esta “popularidad” de la
teoría se acrecentó cuando -en 1990, poco después de la caída del Telón de
Acero - el entonces presidente de los EEUU, George H.
W. Bush, hizo varias referencias al Nuevo Orden Mundial. A
pesar de que esas referencias fueron percibidas a nivel internacional como
estableciendo -en el contexto
político de la fecha- los objetivos de la
diplomacia de EEUU - la llamada propuesta de la Pax
Americana- muchos las entendieron como una validación de la
teoría de la conspiración del NOM.
Para muchos, los conspiradores
son simplemente “ellos”, un grupo amorfo que incluye a todos y a cualesquiera
individuo(s) u organismo(s) percibido(s) como poderoso(s).
Así, los participantes en la conspiración incluirían o podrían incluir -aparte
de los ya mencionados: comunistas, judíos, illuminati, plutócratas- a grupos
tales como los masones,
la iglesia
católica,
o grupos dentro de la Iglesia,
los políticos
los gobiernos (algunos o todos),
etcétera, lo que se extendería incluso a los medios de comunicación,
los ecologistas,
las Naciones
Unidas
e incluso los extraterrestres.
Se afirma también que muchas
familias prominentes tales como, por ejemplo, los Rothschild,
los Rockefeller,
los Morgan,
los Kissinger
y los DuPont,
lo mismo que algunos monarcas europeos, podrían ser importantes miembros, ya
que mantienen relaciones entre sí como con figuras de alto poder.
Organizaciones internacionales tales como los bancos
centrales;
o el Banco
Mundial, el FMI, la Unión
Europea y la OTAN
son mencionadas como componentes esenciales del NOM.
Por ejemplo, Émile
Flourens, Ministro
de Asuntos exteriores de Francia, denunció las premisas de la
creación de la Sociedad de Naciones
(antecesor de las Naciones
Unidas) en un libro, señalando las influencías masónicas
para crear un gobierno mundial.
Gary H.
Kah considera que los masones son la fuerza que se
halla detrás del plan de un gobierno
mundial único, el Nuevo Orden Mundial.
Igualmente, los presidentes y primeros
ministros de naciones son incluidos en la conspiración. Y,
sin argumentos más claros, también los socialistas
o marxistas
- Por ejemplo, William F. Jasper,
miembro de la John Birch Society,
denunció la supuesta pertenencia socialista
o marxista
de todo los secretarios generales
de las Naciones
Unidas, membresía que se toma como la participación de
una futura dictadura
mundial.
Una teoría parecida a las de John
Coleman.
Consecuentemente, los
partidarios de esta teoría sugieren que ellos pueden afirmar hasta cierto punto
quién forma parte de este grupo. Nadie puede determinar quién "no es"
parte del NOM.
Igualmente confusas -o
extensas- son las especulaciones acerca de quiénes serían los dirigentes de la
supuesta conspiración. Según muchos de los proponentes de la teoría de la
conspiración contemporánea, los Illuminati originales siguen existiendo y
persiguen aún el cumplimiento de ese nuevo orden. Este grupo aglutinaría a los
personajes más influyentes del mundo, los cuales se reúnen cada año en alto
secreto en las reuniones del Grupo
Bilderberg, guardados en todo momento por miembros de la CIA
y la FBI
(los Estados Unidos), el MI6
británico o la KGB,
entre otros. Entre sus asistentes habituales se encuentran -de nuevo- David
Rockefeller y "la familia Rotschild", junto a la Reina de
Noruega y los presidentes de corporaciones como General
Motors, Pepsi
o Chrysler.
Otros grupos que, con alguna
popularidad en los Estados Unidos en la actualidad, son percibidos como
"líderes" en estos asuntos, se encuentran: “los sionistas”
“el gobierno”,
los extraterrestres,
los grupos plutocráticos,
el grupo Bilderberg, y, particularmente entre sectores religiosos protestantes,
los católicos.
Esta última sugerencia ganó
una renovada popularidad entre esos sectores, cuando el conocido telepredicador
protestante Pat
Robertson afirmó, en su difundido libro New World Order
(1991), que tanto Wall
Street como el Sistema de Reserva Federal,
el Council on Foreign Relations,
el Grupo
Bilderberg y la Comisión Trilateral
organizan la conspiración a fin de ayudar al Anticristo.
Planes plutativos de los conspiradores
En esta área - más allá del
aparente deseo de dominación mundial- parece haber aún más confusión. Las
sugerencias van desde la implantación del reino del Anticristo,
la cosecha de energía de los seres humanos, etcétera, hasta la mera ambición
sin límites y el hecho de mantener a la gran mayoría sometidos y trabajando en
provecho de los conspiradores (ver, por ejemplo: Zeitgeist).
Sin embargo, cualquiera que sea ese gran objetivo final, seria imprescindible
primero imponer un gobierno mundial.
Así, el llamado "proceso
de globalización",
iniciado a comienzos del siglo
XX en todo el planeta, sería una de las múltiples
facetas del establecimiento progresivo de este nuevo orden. Y, para lograr ese
nuevo orden, los conspiradores buscan mantener al resto tanto en la ignorancia
de la conspiración como divididos entre ellos.
para lo cual fomentan disensiones y conflictos, yendo tan lejos como a
implementar actos terroristas a fin de culpar inocentes
creando así, por un lado, esa división entre las víctimas de la conspiración y,
por el otro, una situación que facilita la implementación de medidas
coercitivas y dictatoriales. (ver, por ejemplo: Movimiento por la verdad del 11-S
y Loose
change)
"Prueba" de la
participción gubernamental en las Conspiraciones del 11-S.
En adición los conspiradores
dispondrían -y utilizarían- una serie de programas, actividades y armas
secretas, cuyo uso se extendería desde el traspaso secreto de armas
convencionales o avanzadas a regímenes u organizaciones que son públicamente
presentados como adversarios o enemigos de EEUU, pasando por formas secretas de
vigilancia sobre la totalidad de la población, el control mental de la misma
y el uso de “controlados” -individuos bajo la influencia de tales técnicas-; la
investigación y desarrollo de armas que controlan el clima algunas de las
cuales podrían ser de origen extraterrestrey la diseminación de enfermedades tales como el sida.
Signos y pruebas de la conspiración
Logotipo del Information
Awareness Office.
De acuerdo con defensores de
la teoría, hay signos que prueban que este tema va más allá de una simple
conspiración, por ejemplo, símbolos en la industria musical, logos de
corporaciones y organizaciones mundiales, los murales en el Aeropuerto Internacional de Denver,
signos de la Francmasonería
en edificios (particularmente en Washington
D.C.) y pentagramas en los planos de la ciudad,el símbolo Illuminati
en el Sello de Estados Unidos
con las palabras "Novus Ordo Seclorum" en latín que
significa "nuevo orden de los siglos" (o eras) que fue impreso en los
billetes de un dólar desde 1935
por el secretario del Tesoro de Estados Unidos,
Henry Morgenthau (hijo)
bajo demanda del entonces secretario
de Agricultura y futuro vicepresidente de los Estados Unidos,
Henry
A. Wallace, baja la influencia de Nicholas
Roerich.
El logotipo
del Information
Awareness Office que fue creado por el Defense
Advanced Research Projects Agency, tiene el mismo símbolo.
Críticas
Según Jensen y Hsieh
la teoría del NOM se caracteriza- por poseer una visión cuasi apocalíptica
del mundo, que conceptualiza los problemas y tentativa de solución en términos
de un mal (todo aquello con lo que no están de acuerdo) y bien (todo lo que
aceptan) absolutos, fuerzas que van ineludiblemente a una confrontación final,
en la cual -a menudo, pero no siempre- las acciones de los creyentes tendrán un
papel decisivo.
Según Barkun
los proponentes de la visión cometen dos errores: la “falacia furtiva”
y la “fusión paranoica”, que consiste en la absorción de temores de cualquier
fuente. Ambos errores se combinan en la visión de un mundo en el cual todos los
problemas son producto de conspiraciones en lugar de fuerzas sociales,
políticas y económicas que debaten y se confrontan abiertamente y que en
ocasiones llegan a acuerdos (véase conflicto
social).
William Domhoff, profesor de
psicología y sociología, escribe -en “There Are No Conspiracies”
que:
Hay
varios aspectos de la visión general de la conspiraciones que no coinciden con
lo que sabemos de las estructuras de poder. Primero: asume que un grupo
reducido de individuos altamente educados y ricos desarrollan, de alguna
manera, un deseo psicológico por el poder que los llevaría a hacer cosas que no
corresponden con el papel que parecen tener. Por ejemplo, que capitalistas muy
ricos ya no estarían interesados en hacer ganancias, sino dedicados a crear un
gobierno mundial. O que los gobernantes elegidos estarían tratando de suspender
la Constitución
a fin de asumir poderes dictatoriales. Ese tipo de afirmaciones se han venido
haciendo desde hace muchas décadas y, según se asegura siempre, “esta vez sí se
están implementado”, pero nunca llegan a serlo. Dado que esas afirmaciones han
resultado ser erróneas docenas de veces, tiene más sentido asumir que los
líderes actúan por los motivos comunes, tales como hacer ganancia u objetivos
institucionalizados para los políticos. Por supuesto que ellos desean tener
ganancias tan grandes como sea posible y ser elegidos por mayorías muy grandes,
y eso los puede llevar a hacer cosas que son desagradables, pero nada que tenga
que ver con crear un gobierno mundial único o suspender la Constitución.
Mark C. Partridge -uno de los
editores de la revista “Diplomatic Courier” -notando que el nacionalismo
ha estado en ascenso, que tanto Rusia como China han reafirmado sus respectivas
independencia y poder, que las tentativas de avanzar a una ordenamiento (gobernanza)
común o mundial han fallado notoriamente, que las Naciones Unidas parecen
incapaces de mantener paz, progreso y estabilidad entre las naciones, etc,- se
declara escéptico que tal ordenanamiento común a nivel mundial pudiera hacerse
realidad antes de dos siglos.
Otros escépticos argumentan
que la teoría de la conspiración lleva a la población a la desesperanza,
cinicismo y modos de pensar confusos. Berlet (entre otros) argumenta que tales teorías
favorecen movimientos populistas
de derecha,
los cuales desvían la atención de los verdaderos Crímenes de Estado
y sus causas institucionales:
“Movimientos populistas de
derecha pueden causar grave daño a una sociedad porque ellos a menudo
popularizan xenofobia,
autoritarismo,
demonización
o Culpar a la víctima
y conspiracionismo. Ellos pueden atraer políticos moderados
a adoptar esos temas a fin de atraer a los votantes, legitimando
actos de discriminación
(o incluso violencia) y abriendo la puerta para que grupos derechistas
revolucionarios, tales como el fascismo,
puedan reclutar desde movimientos populistas reformistas.(Berlet,
op. cit)
Temores similares han sido
expresados por investigadores asociados con el FBI
Esos autores sugieren una cuidadosa aproximación al momento de aplicar las
leyes en relación a esos grupos, en la medida que los miembros de los mismos
podrían percibir como altamente opresivas o agresivas acciones por parte de los
representantes de la ley que otros ciudadanos consideran normales (por ejemplo,
la solicitud de permisos de manejar o incluso el preguntar el porque un
vehículo carece de matrícula o patente
ha llevado al asesinato de policías por parte de quienes se consideran
“independientes” del gobierno). Esos autores notan que algunos han sugerido que
las acciones de las fuerzas de la ley empeoraron la situación en situaciones
tales como las de Ruby Ridge (1992) y Waco
(1993), etc. En consecuencia el FBI emplea en la actualidad una aproximación de
"reducción de tensión" en ese tipo de situaciones (op. cit.).
Esas observaciones han llevado
a algunos a manifestar preocupación que estas teorías podrían llevar a
individuos o grupos a practicar una “resistencia” que podría extenderse desde
el hacktivismo
patriótico al Asesinato selectivo
y el magnicidio,
cualquier cosa
desde el Terrorismo por actos personales
(como posiblemente sean los Ataques con carbunco en 2001
-incluyendo el ataque
suicida como en el caso del Atentado aéreo en Austin de 2010-
pasando por el semi-organizados -u organizado por grupos reducidos y aislados,
como en el caso de Timothy
McVeigh; la Conspiración
terrorista de los supremacistas blancos (2002)
y la Conspiración
del gas venenoso (2003) - a las organizadas
por organizaciones
extremistas propiamente tales, en lo que algunos temen se
transformen las organizaciones de grupos paramilitares en EEUU -.(ver también
Bree Olson, Britney Young y Sandy Sweet)
(ver también Supremacismo blanco
y Movimiento de Milicias en EEUU)
Esos temores se han
acrecentado con la divulgación de Los Diarios Turner
(1978), novela que abiertamente promueve la revuelta contra el gobierno de EEUU
y una guerra racial con la intención de eliminar “todas las razas no blancas”
(incluidas las hispanas) en todo el mundo. Esa novela ha sido asociada a varios
hechos violentos, el más notable es el atentado de Oklahoma City
en 1995.
La crítica a las actitudes que
algunos de los proponentes de la teoría de la conspiración del NOM demuestran
viene no solo de observadores externos. A pesar que tales proponentes se
presentan como profesando el libertarianismo,
muchos de los partidarios son también abiertamente supremacistas,
“eliminacionistas”
y “dominionistas”
Esta situación ha llevado a David Icke -quien argumenta que el complot mundial
está bajo el control de una "Fraternidad de extraterrestres" y quien
ha dicho que el “Movimiento Patriota Cristiano” son los únicos que lo entienden
en EEUU- a decirle a ese grupo:
"No se que es lo que me
gusta menos, el mundo controlado por la Fraternidad o aquel con el cual Uds.
buscan reemplazarlo